Educación especial y música

 

"Imaginar es más importante que el saber pues el conocimiento es limitado, en cambio la imaginación abarca el universo", Albert Einstein


Se reconoce en la música un medio de comunicación y expresión que la hace especialmente pertinente cuando se trabaja con personas que presentan un amplio conjunto de dificultades de aprendizaje (débiles mentales, ciegos y ambliopes, sordos e hipoacúsicos, trastornos motores, severos trastornos de personalidad, etcétera).

Lo que no se puede pensar es la diferencia, en vez del déficit, como una entidad en sí, (diferente, del latín di-ferens: dos caminos), como una condición cualitativa de un sujeto que va por otro camino. El déficit es una descripción cuantitativa de un objeto comparado con un modelo previo. Pensar a la discapacidad a partir de las diferencias requiere un esfuerzo especial tanto en el campo científico como en el socio-político.

 

Educación musical en la "Especialidad"



    Se supone que el trabajo con nuestros "niños especiales " no es tarea fácil y si bien cotidianamente se diagnostica, patologías, áreas descendidas del aprendizaje, situaciones problemáticas en general, por grandes que estas sean, nunca abarcan la totalidad de la persona. Se hace indispensable no cosificar, no reducir a una persona al status de objeto, dado que es este el primer paso para la pérdida de los derechos civiles. Sujetos, por delante de las patologías.
      Hay que considerar que, niños con severos trastornos emocionales o con discapacidades múltiples -cuadros asociados-, no son de fácil inclusión escolar. ¿Qué instancia de lo pedagógico tiene lugar ante estas situaciones?, ¿cuál es la amplitud del marco pedagógico?, ¿queda lo pedagógico determinado por el encuadre institucional?, ¿favorecer al desarrollo de un hábito no forma parte de lo pedagógico?
      Con relación a problemáticas aparentemente menos comprometidas, donde hay déficit en la atención, cuando no hay conservación de los aprendizajes, cuando se plantean serias dificultades en la adquisición de las nociones básicas, donde existen interferencias e inestabilidad en las reacciones emocionales que hacen síntoma en el aprendizaje, interferencias de adaptación social, etcétera, ¿cuál es el sostén para emprender el proceso hacia una educación musical, aun teniendo en cuenta la posibilidad de adaptación curricular?
        Esto nos lleva a considerar diferentes conceptos y, en primera instancia, a puntualizar términos como clínica, terapia y lo educativo-terapéutico.
        La clínica promueve la cura. La escuela promueve el aprendizaje y éste, en un sentido amplio que va más allá del conocimiento, el dominio de contenidos. "Un terapeuta es siempre un reeducador" [...] toda educación especial es terapéutica".
        La música puede contribuir a romper barreras entre alumnos y liberal el potencial que llevan consigo. No obstante, con respecto a alumnos con dificultades de aprendizaje:

  1. Es posible que los alumnos necesiten un acercamiento positivo a unas experiencias y actividades que puedan realizar con éxito.
  2. Es posible que sea necesario adaptar las tareas que se les encarguen para que puedan responder de forma positiva.
  3. Para garantizar la igualdad de oportunidades para todos los alumnos, pueden ser necesarios recursos adicionales. (Office for Standards in Education, Inglaterra, 1995)

        Al interrogarme sobre cómo conseguir tal o cual efecto o cómo acceder sin error alguno a la consecución de "ese objetivo" en la clase de música -a veces con fines netamente conductistas-, imagino que, si es posible tener una mirada individual para cada alumno, y hacer que ese aprendizaje sea significativo en su proceso, poco importan sus necesidades educativas especiales ya que todos debieran en estos términos serlo, sobre todo en disciplinas donde lo artístico entra en juego comprometiendo la sensibilidad.
        El vínculo entre los sonidos y el ser humano (complejo "sonido-ser humano") proporciona la base de trabajo para la musicoterapia. Una parte importante de la labor musicoterapéutica se desarrolla en el campo de las enfermedades psíquicas, muchas de las cuales se caracterizan por retracción, inhibiciones, represión o negación de sentimientos, o disociación de los mismos, y en el campo de la educación especial. El objetivo de la musicoterapia es alentar un crecimiento emocional, afectivo, relacional y social de la persona a través de la utilización de sonidos, movimientos y expresión corporal como medio de comunicación y de expresión.
        En la clase de música, los niños cantan, ejecutan instrumentos, se expresan corporalmente, improvisan, aprenden. Dentro del ámbito escolar pocas cosas son más terapéuticas que el aprender.
        Al emerger el sonido, lo van transformando en otros sonidos y gradualmente los transforman en algo significante como un pulso, un ritmo, una melodía, timbre o armonía. La música es medio para obtener otros resultados. Y a la vez fin en sí misma. No es en educación especial donde apuntamos a las aptitudes musicales (que no son pocas) sino a los principios de significatividad y funcionalidad de los aprendizajes artísticos. El resultado será realmente positivo si docentes y alumnos logramos reconocer y valorar obstáculos y logros y si el espacio musical ofrece alegría y seguridad para expresarse libremente.


Mayor información en la red

1. www.mindinst.org/index.php
2. www.wjh.harvard.edu/~cfc/

 

 



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